Las fibras de origen vegetal tienen una gran presencia en los
yacimientos grancanarios, en forma de diversos elementos y utensilios
cotidianos: cestas, cuerdas, tejidos... En su elaboración se usaba desde la
propia paja de cereal (sobre todo cebada),
juncos o la omnipresente palmera
canaria (Phoenix canariensis), que aún hoy preside en paisaje canario.
La paja seca se usaba también en las argamasas de las cuevas,
mientras el junco se utilizaba sobre todo en la elaboración de tejidos como
esteras o alfombras. Pero sin duda la gran protagonista como fuente de materiales
era la palmera. Ya Torriani refirió a ella en la elaboración de útiles de uso
cotidiano (vestimentas, sogas, cestas, etc.). En 1638, Gómez Escudero dice de
Gran Canaria “Tenían los reyes [aborígenes] casas de recreo y bosques,
porque toda la isla era un jardín, toda poblada de palmas, porque de un lugar
que llaman Tamarasaite, quitamos más de sesenta mil palmitos i de otras partes
infinitas, i de todo Telde y Arucas ”.
Su abundancia en la isla de Gran Canaria, especialmente en sus
barrancos, también fue el motivo que llevó a los conquistadores a llamar “Las
Palmas” a la nueva ciudad, que hasta entonces se conocía como Guiniguada,
barranco en cuya desembocadura se había fundado.